Esta novedosa tecnología mínimamente invasiva, que se suma a las ya disponibles como el láser de holmium, el láser de tulio o el láser verde, permite la ablación del tejido prostático mediante un chorro de suero fisiológico a una velocidad muy alta y presión elevada. A través de un control ecográfico y cistoscópico continuo, el cirujano planifica de forma personalizada el tratamiento. En este sentido, el médico evalúa con la máxima precisión el volumen de tejido que el robot debe eliminar. Una vez integrados todos los parámetros, el robot realiza el procedimiento en menos de 5 minutos. Al finalizar, se coloca una sonda en la vejiga, que se retira al día siguiente, y el paciente puede ser dado de alta a las 24h.