...y afecta a los pacientes que sufren esta enfermedad.
En estos días de estío, de agitación política
y algo más de tiempo para la reflexión, me viene a la cabeza un asunto,
sin duda muy alejado por su complejidad e importancia de los espurios y
superficiales debates a los que venimos asistiendo en las últimas semanas.
Nuestro sistema sanitario tiene una asignatura que lleva suspendiendo y nunca acaba de aprobar en ningún “septiembre”, y afecta a los pacientes con cáncer de próstata.
No estamos hablando de algo raro o de minorías, sino del tumor con
mayor número de casos de diagnóstico al año en hombres en España, y
globalmente uno de los cinco más importantes. Como es bien conocido, las técnicas de imagen (tanto morfológicas como funcionales) son desde hace muchos años y lo serán aún más en el futuro inmediato clave en muchas decisiones que toma el médico, en todas las especialidades y
en oncología especialmente.
Estas técnicas, muchas de ellas basadas en la física y la química, nos
sirven para diagnosticar, estadificar (conocer la extensión a las
distintas partes del cuerpo) y en muchas ocasiones hasta tratar tumores
malignos.