El frenillo peneano (del pene) es un pliegue cutáneo que se sitúa en la parte inferior del glande, por debajo de la uretra. Su función es la de “unir el prepucio, que es la piel del pene que recubre el glande, al glande”, explica Francois Peinado, cirujano, urólogo y andrólogo y jefe del Servicio de Urología del Hospital Ruber Juan Bravo, 39, en Madrid.
El frenillo “ayuda a devolver el prepucio retraído a su posición normal sobre el glande cuando el pene está en estado de flacidez”, aporta Javier Romero-Otero, director del Departamento de Urología de HM Hospitales en Madrid.
Muchas personas no lo saben pero el frenillo también es una zona “erógena de gran sensibilidad, por lo que durante las relaciones sexuales su estimulación desencadena un aumento del placer”, añade Romero-Otero. De hecho, “la estimulación repetida de esta zona contribuye al reflejo eyaculatorio, tal como se ha podido observar en individuos con lesión de la médula espinal, que padecen aneyaculación o incapacidad para eyacular”. Este hecho “ha permitido la obtención de esperma de dichas personas con fines reproductivos mediante estimulación vibratoria del pene”, informa.
Pero no todos los hombres tienen el frenillo bien. Hay personas que lo tienen corto, lo que puede acarrear problemas relacionados, en gran medida, con la erepción y las relaciones sexuales. “Cuando el pene sufre una erección, el prepucio se retrae descubriendo el glande y a la vez, el frenillo que actúa como un ancla del prepucio se estira. Si este tejido es muy corto, queda muy tirante y a veces, dificulta la retracción de la piel que cubre el glande”, describe Peinado.