Liderando el proyecto, los cirujanos Inderbir Gill y Nima Nassiri, afirmaron que la operación había sido un éxito tal que podría considerarse un sueño hecho realidad para cualquier cirujano.
Pero no sólo la operación fue un éxito, sino que el seguimiento
postoperatorio también indujo a los médicos a pensar que, efectivamente,
en aquel quirófano se acababa de realizar una hazaña que pasará a los anales de la medicina.
Como explicaba el doctor Nassiri: "El riñón produjo inmediatamente un
gran volumen de orina, y la función renal del paciente mejoró de
inmediato. No hubo necesidad de diálisis después de la operación, y la
orina drenó correctamente en la nueva vejiga". Es decir que, a partir de
la intervención, Oscar podría ir al baño como cualquier otra persona,
algo que no podía disfrutar desde que cuatro años antes le extirpasen
gran parte de la vejiga por un cáncer.