Al principio llamó la atención, ahora en absoluto, porque se dan cuenta
de que efectivamente es una especialidad bonita y muy interesante». Y
es que a veces, apunta, hay quien cree que solo se trata a varones,
cuando en urología se abordan numerosas patologías como el tumor de
riñón o la litiasis.
Sí recuerda que cuando acudía a los
primeros congresos «apenas había mujeres y casi nos conocíamos de vista,
ahora es imposible». Sobre los pacientes, dice, «ellos buscan una buena
atención, y si esta es ofrecida por parte del profesional no tienen
ningún problema».
Ahora la mitad de las residentes ya son chicas, y aunque sigue siendo la
especialidad médica menos feminizada, cada año va aumentando el
porcentaje.