Puede
presentarse de forma continua o intermitente, sin que se asocie a un
proceso cíclico menstrual en el caso de las mujeres o al mantenimiento
de relaciones sexuales. La compleja anatomía de la región que tiene
huesos, músculos, fascias, vasos, nervios y vísceras determina signos y
síntomas que, conforme avanza el tiempo, pierden sus características
específicas y dificultan su diagnóstico.
Un paciente con síndrome de dolor pélvico crónico
presenta un alto porcentaje de sintomatología que compromete al tracto
urinario inferior lo que puede confundir tanto al médico general como al
especialista, por lo que el diagnóstico debe hacerse con un equipo
multidisciplinario de médicos para poder establecer el tratamiento más
adecuado.
El origen del dolor crónico está asociado a cambios en las neuronas
del sistema nervioso central que hacen que exista una hipersensibilidad
central que explica la existencia de la percepción de un dolor crónico
en ausencia comprobada de una dolencia periférica.
El síndrome de dolor pélvico crónico afecta actualmente en nuestro país al 30,9% de las mujeres y al 15,6% de los hombres de entre 18 a 65 años.